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Mónica Belluci, medio siglo de belleza mediterránea

La actriz italiana Monica Bellucci dijo no temer al paso del tiempo ni a las arrugas, al cumplir hoy 50 años de edad

“La edad no me espanta. Estoy viva, con buena salud, tengo dos hijas que adoro, por lo que diría que el balance es más que positivo”, declaró la actriz en una entrevista publicada por los medios italianos.

Nacida en Cittá del Castello, en la central región de Umbria, el 30 de septiembre de 1964, Bellucci dijo estar trabajando para el cineasta serbio Emir Kusturica, que la dirige en la cinta “Sobre la vía láctea”, aunque confirmó que dentro de pocos días cambiará de set e irá a Canadá a rodar “Ville-Marie”, de Guy Edon.

“La próxima entrevista sobre los años la daré cuando esté por cumplir 100”, ironizó.

La fama internacional le llegó, sin embargo, con “Malena”, de Giuseppe Tornatore, aunque fue en el set del “Appartamento” donde conoció en 1996 al actor francés Vincent Cassel, padre de sus hijas Deva y Leonie y del que se separó en 2013.

Al preguntarle sobre su relación con su belleza, Bellucci reconoció que al inicio le servía como protección. “Es un instrumento de trabajo, obviamente, pero si se convierte en un fin en sí misma se vuelve un hándicap. El aspecto seductor puede convertirse en una máscara que impide a los demás conocer tu alma y ello no está bien para una mujer y mucho menos para una actriz”, señaló.

Recordó que su abuela le decía que “para ser bella afuera hay que ser bella dentro” y aseguró que con el paso de los años ha ganado serenidad, además de que ahora se siente más contenta ahora que cuando tenía 30 años.

“Tengo mucha energía, ganas de experimentar, de mejorar, luego de casi 25 años sigo amando este oficio que me impulsa a la busqueda personal”, declaró.

Aunque reside casi todo el año en París, la actriz dijo estar lista para retornar a trabajar a Italia cada vez que se lo pidan, como ocurrió con la cinta “Le Maraviglie”, de Alice Rohrwacher, premiada en Cannes.

Bellucci desmintió tener cuentas en Facebook o Twitter. “Los perfiles con mi nombre son falsos, Internet es un mundo aparte en el que se disecciona a las personas, me recuerda la peluquería de Cittá del Castello, donde se chismeaba de todo y de todos”, concluyó.

“No me gustaría cambiar nada en mi vida”

Así de rotunda se manifestó Mónica Bellucci cuando le preguntaron sobre su 50 cumpleaños en el último Festival de Cannes, donde presentó el filme ‘Le Meraviglie’, en el que tenía un pequeño papel.

Separada desde agosto de 2013 del actor francés Vincent Cassel tras 17 años juntos, de ellos 14 casados, y dos hijas, la actriz aseguraba entonces, en mayo pasado, estar “contenta de estar viva y de haber llegado a esta edad”.

“Espero -agregó- poder continuar así porque tengo mucho que aprender aún y soy madre de dos niñas pequeñas que me necesitan”. Se refiere a Deva, nacida en el 2004, y Léonie, en el 2010.

Ha conocido muchas experiencias a lo largo de su vida profesional que empezó a los 16 años como modelo, y a los 26 como actriz, a principios de los años noventa.

Papeles arriesgados

Mónica Bellucci dice que le gustan los directores que le ofrecen personajes extremos. “Roles, a través de los cuales me puedo conectar con mi lado oscuro”, puntualiza.

Y ese reto es precisamente lo que la ha llevado a ponerse a veces en la piel de personajes al límite, como en ‘Malena’ (2000), de Giuseppe Tornatore, donde es una víctima humillada por el simple hecho de ser bella y deseada, en la sociedad siciliana de los años cuarenta del siglo XX. Fue nominada como mejor actriz en los premios de cine europeo y situó su nombre y su rostro a escala mundial.

Una nueva vuelta de tuerca en su abanico interpretativo de mujeres bellas maltratadas supuso su participación en ‘Irréversible’, del argentino Gaspar Noé, polémico film que narra la violación de una mujer de forma explícita y en una secuencia de 9 minutos de duración que originó el escándalo en Cannes 2002.

En ‘Rhino Season’ (2012), del realizador iraní Bahman Ghobadi, Bellucci volvió a interpretar una “belleza rota”, como ella las llama, en este caso a la esposa de un poeta kurdo encarcelado en Irán. Para dar verosimilitud a esa mujer recurrió, dijo, “al drama que llevamos en el ADN las mujeres mediterráneas, de generaciones de sufrimiento por el machismo heredado de nuestras madres y abuelas”.

“Directores como Gaspar Noé o Giussepe Tornatore han buscado en mí el símbolo de esa belleza condenada a ser destruida, porque la naturaleza humana a veces no respeta la belleza de la naturaleza”, aseguraba la actriz y modelo italiana con más de 40 películas de múltiples nacionalidades en su haber.

Y es que cada paso que da Bellucci deja claro que es más que una cara y un cuerpo bonito. Reconoce que dar el paso de modelo a actriz le resultó relativamente fácil por su físico. Fue una “suerte”, reconoce, pero arguye que se la trabajó “estudiando teatro, dicción, idiomas...”.

Una carrera 'atípica' 

Su filosofía es la de que “no hay papeles grandes o pequeños, sino actores buenos y no tan buenos”, por eso acepta todas aquellas películas que sean “bellas e intensas”, al margen de su presupuesto.

Uno de esos proyectos de relumbrón en su ‘atípica’ carrera, como ella misma la define, fue la María Magdalena que interpretó en ‘The Passion of the Christ’ (2004) a las órdenes de Mel Gibson, “un animal con un instinto particular”, rodada en arameo y sin subtítulos. Era algo “completamente loco”, por eso dijo “sí”.

Mito erótico, Bellucci también ha sacado partido a su escultural figura en películas taquilleras como la segunda y tercera entrega de ‘Matrix’.

Fuente: Vanguardia

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