Es de madrugada, una ambulancia de Arizona espera alguna emergencia en el cruce fronterizo con nuestro país … no pasa nada, hasta que, bueno, alguien aparece herido en el lado mexicano y los paramédicos deciden arriesgarse y cruzar a lo que para ellos es el infierno: México.
Así comienza la ópera prima de prima de Kuno Becker quien se resiste a ser una cara bonita y por eso decide escribir, dirigir y actuar en Panico 5 Bravo, un triller apenas aceptable.
El actor busca explotar lugares pequeños (como lo hiciera con su actuación en Espacio interior) y decide que toda la acción suceda en la ambulancia donde esta Alex (Becker) Bobby (Catherine Papile), Richard (John Henry Richardson) y Josh (Dan Rovzar) quienes a medida que avanza la película comienzan a desconocerse y a sacar sus verdaderos instintos.
Todo dará un giro (literal) cuando la ambulancia es atacada por narcotraficantes mexicanos y comienza la acción en una película serie B, de bajo presupuesto.
Paranoia, sangre y más sangre combinada con mucha violencia gratuita y un discurso entre anti mexicano y pro gringo empapado de teorías propias de AMLO: "Los gringos son los culpables de todo y existe un compló para todo".
Kuno aspira a mucho y logra poco… apenas una película dispareja, llena de estereotipos y varias inconsistencias; pero eso sí, de buena factura en aspectos técnicos y por momentos aterradora que destacan ante lo reducido espacio… en la ambulancia del terror, todo puede suceder.
Lo malo, es que los personajes se van desdibujando (vamos, Kuno no es David Mamet) y se ven falsos por más que Papile ponga cara de mala o un narco mexicano grite, tire de balazos afuera de la ambulancia; en estos momentos, el miedo a lo que no se ve.
La película cuenta con un raro discurso que quiere criticar la guerra contra el narcotráfico y la corrupción, que se pasea por diálogos clasista y donde los mexicanos son los eternos delincuentes "frijoleros".
Como dije, Kuno quiere dejar de ser un niño bonito de telenovelas pero hay que recordarle que no basta con mancharse la cara de sangre y poner cara de malo: hay que arriesgarse, actuar y Becker apenas lo hace.
Pero no se confunda, la ambulancia sangrienta, digo, Pánico 5 Bravo no es tan mala película, es un buen triller, tiene suspenso, atributos técnicos y pequeñas gotas de buena actuación que se agradece en un cine mexicano plagado de comedias incoherentes, de amor y ñoñas.
Fuente: El Economista
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