La energía y sentimiento de la cantante, Alejandra Guzmán, movió anoche a un promedio de cinco mil cancunenses, quienes agotaron las localidades de la Plaza de Toros, para bailar, cantar y sentir las canciones que han hecho historia dentro de su repertorio musical, contenido parcialmente en éste, que fue el penúltimo concierto de su tour 1ª Fila.
Explosiva, bromista y tan cálida como la temperatura de este centro turístico, la artista ascendió pasadas las 21.30 horas al escenario de 360 grados que fue montado por su equipo en la Plaza de Toros de esta ciudad, vestida de blanco, con zapatillas y chaqueta plateada. La sonrisa, infaltable.
"Gracias a mi primo, gracias a toda la organización de esta ‘pachangota', que creo que no va a durar mas que tres-cuatro días" -bromeó- "no van a llegar a dormir a su casa hoy, de eso me encargo yo", dijo después de abrir con "Como Ladrones", del disco que da nombre a la gira "La Guzmán Primera Fila".
Apoyada con imágenes que la mostraban frente al mar, en la zona de playas, la intérprete de "Verano peligroso" se dirigió nuevamente al público, para saludar y hacer una breve reflexión.
"Este es un viaje de mi corazón. A veces pasan cosas para que una abra los ojos. Y ¿saben qué? Tengo mucho que agradecer por estar aquí esta noche, por estar bien, rodeada de la gente que más quiero: De mi hermano, de mi primo, de mi gente (...)", expresó al acercarse a la orilla del escenario y besar a su hija, Michelle, presente en el concierto.
La fiesta entró en tono con "Mírala, míralo" y "De verdad", para luego adquirir el primer toque sensual de la noche. Luego de presentar a Becky y Samantha, sus coristas, "La Guzmán" comenzó a moverse al ritmo de "Ven", con una introducción a ritmo de blues.
Asemejando una sombra proyectada sobre un óvalo rojo, la cantante encendió con sus movimientos combinados con ballet clásico, mientras interpretaba la rola que formó parte de los éxitos de su disco "Cambio de Piel".
El momento romántico vino con "Volverte a amar", momento en que la artista aprovechó para agradecer la presencia de su público.
Empapada en sudor, cantó "Toda la mitad" a lo largo del escenario y a su término -mientras sonaban los primeros acordes de "Ángeles Caídos"- exhortó a los asistentes a atreverse a volar, a ver la vida con varios colores; a caminar bajo la lluvia.
Con unas grandes alas proyectadas en el escenario, a la altura de su espalda y un juego de luces en tono azul, Alejandra fue a momentos, ese ángel, quien durante la noche deleitó con varios de sus grandes éxitos, como "Un grito en la noche", "Y la ciudad ardió" o una versión especial de "Loca" y de "Mala Hierba" con ritmos reggae y cubanos.
Cantó "Yo no soy de nadie", adaptada al ritmo del ballenato y logró mover a todos los asistentes para bailar o para suspirar, como cuando cantó "Día de suerte", entre las más coreadas junto con "Yo te esperaba".
Mostrando versatilidad, no sólo cantó y bailó, sino que tocó la armónica y la batucada, además de la batería, momento en que interpretó "La Plaga" -su primer gran hit- y "Hey Güera", ya vestida de negro, con chaqueta de flequillos rojos.
Cantó además una para "su ex" o sus "ex", bromeó de nuevo, antes de arrancarse con "Desde que te fuiste" para luego proyectar en pantalla imágenes de películas, programas de televisión y presentaciones de teatro de sus padres, la actriz y el cantante, Silvia Pinal y Enrique Guzmán.
Como preámbulo del cierre, cantó "Eternamente Bella", en tono chill out, y "Reina de Corazones", con la que abandonó el escenario.
Volvió para cerrar con "Hacer el amor con otro", coreado por el público en pleno, pero ante la insistencia de sus fans, Alejandra se fue al ritmo de "La Plaga", que le abrió las puertas en 1988.
Fuente: Vanguardia
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